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Hablando de sexo en el 13FCA

Aviso: el 13FCA no es un garito, ni un consultorio sentimental radiofónico. Es el 13 Festival de Cine Alemán (un evento que se celebra en Madrid, en junio, en el cine Palafox y que recomiendo vivamente porque siempre hay algo interesante que echarse a la boca). 
Es decir, esto que voy a contar pasó hace un par de meses. Había ido a ver Goethe, un interesante biopic sobre el genio alemán, dirigido por Philipp Stölzl. La peli no es redonda pero tiene una producción impecable y se ve con gusto. La historia, basada en hechos reales, se centra en la relación amorosa del joven Goethe con la vital Lotte. Goethe y Lotte se gustan, se ven de vez en cuando siempre con gente alrededor, se comunican a través de cartas de impecable y elegante poesía. Un día por fin se ven solos, en unas idílicas ruinas, siguen hablando casi en verso, se besan... e irrumpe una agresiva y naturalista escena de sexo explícito. Reconozco que la escena me "sacó" de la película, es como si de repente se hubiera colado un fotograma de Mentiras y gordas (bueno quizás no tanto, no hay que exagerar). En ese momento pensé: concesión a la galería. Afortunadamente, la película siguió por el derrotero de la lírica, la literatura, el buen gusto y el amor cortés. Y solo "volví a salir" de la película en otra breve escena en la que el joven Goethe consume droga y está rodada como si  fuera un videoclip de música rave. 
Al terminar la película había un coloquio con uno de los productores de la cinta y me quedé un rato, mientras esperaba que llegaran a buscarme. Me di cuenta que la mayoría de los espectadores eran gente mayor  interesados en la filología alemana y desconecté. Aproveché para actualizar mi Twitter y contestar mails. Hasta que me sorprendió una pregunta del productor: ¿a quién le ha molestado la escena de sexo? levanté la vista sorprendida y, por supuesto, ni una mano alzada. ¿A quien no le ha molestado? un enjambre de manos orgullosas me sepultaron. Enseguida me dí cuenta que el debate no era cinematográfico sino que la cuestión era descubrir quien era el pusilánime y carca al que le molesta ver una sencilla escena de apareamiento entre  humanos. Y me dí cuenta entre otras cosas porque a mi lado una señora bastante gorda dijo con voz queda y despectiva "le habrá escandalizado a algún cura", cosa que me pareció una gilipollez porque supongo que los curas precisamente suelen estar acostumbrados a escuchar de todo en el confesionario (que es donde va la gente a confesarse) y no creo yo que se asusten por ver a dos tipos desnudos en la hierba. El productor comentó lo modernos que éramos en España y que en Alemania, sin embargo, la escenita de marras había molestado a más de uno.
A mí aquello empezaba a enfadarme (entre otras cosas porque lo del test a mano alzada me recordaba a la guardería) y venciendo mi inicial resistencia y mi temor a que me quemaran en una hoguera a la salida del cine por antimoderna decidí coger el micrófono y decir lo que pensaba. Que aquella escena me parecía gratuita, que a mí me "había sacado" del ambiente de la película y que no sabía que aportaba a la historia. El público -ya digo, bastante mayor- me miró con cara de estupefacción... pero el productor me dio la razón. Me dijo que, efectivamente, esa escena no estaba en el guión y que dudaron si incluirla, entre otras cosas porque casi con toda seguridad la relación entre Goethe y Lotte no fue así (por muchas razones, él citó el miedo a las enfermedades venéreas, el ambiente cultural, etc). 
Me gustó poder discutir sobre este tema porque muchas veces pienso que incluir determinadas escenas de sexo -cortadas por el mismo patrón y carentes de originalidad- solo tiene una razón comercial y, como espectadora y como crítica, me molesta que se rompa una historia para tratar de engancharme con algo tan básico. A veces, muy pocas, la narración requiere mostrar este tipo de relaciones (otra cosa es la mayor o menor delicadeza de lo que se muestra) pero la mayoría de las veces el sexo explícito sobra desde el punto de vista narrativo y como dice el guionista español Patxi Amezcua, "distrae". 
Por otra parte, la pregunta del Palafox estaba bien hecha, no es que el sexo en la pantalla escandalice, es que a veces hay personas a las que incomoda, por ejemplo, al director finlandés Ali Kaurismäki que afirma  “cuando veo una película y llega la escena de sexo me siento siempre muy violento, y también el público, creo. Son situaciones privadas y me siento un voyeur". Y eso que en sus películas, muy oscuras en ocasiones, retrata la vida de prostitutas y aborda muchos tipos de relaciones (algunas escabrosas) pero nunca muestra sexo en la pantallas. "Todas esas secuencias -dice- parecen siempre la misma  pienso que en Hollywood tienen un stock al que acuden”.
Es gracioso, si Kaurismäki hubiera estado en el Palafox, hubiera levantado la mano :)
* Por cierto, a la salida conocí a @yayel a quien no tenía el gusto, pero se acercó y, como yo había dicho que escribía sobre cine, me preguntó, "aparte de la escena, ¿te ha gustado la película?" "pues sí, bastante".

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